Estamos frente a una “Nueva Revolución Industrial” en la que diversas industrias, en particular, el sector manufacturero está afectando al factor humano. Se está produciendo la cuarta revolución industrial, que implica disrupción tecnológica, informática, conectividad y automatización de procesos, y en donde podría haber nuevamente una sustitución importante de mano de obra.
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Se ha hablado mucho sobre la Industria o Manufactura 4.0 y cómo se está viviendo en el sector de manufactura, al igual que en muchos otros sectores de nuestra vida diaria.
Las revoluciones industriales han afectado al factor humano de las organizaciones de la siguiente manera:
- La primera revolución industrial fue a mediados del siglo XVIII y se observó la sustitución de trabajos artesanales por trabajos más “industrializados”.
- Posteriormente, durante la segunda revolución industrial a principios del siglo XIX se observó la manufactura en serie y la subdivisión de trabajos y funciones
- A finales del siglo XX se vivió la tercera revolución industrial, en donde se dio una mayor utilización de la electrónica e informática, así como de la automatización de procesos
Ante la necesidad de ser competitivas, las organizaciones se encuentran en la necesidad de encontrar mayor valor en sus funciones y actividades, y muchas de ellas perciben a la industria 4.0 como una oportunidad de mejorar el valor y el desempeño, en lugar de verlo necesariamente como una reducción de personal.
Desde el ángulo de los colaboradores, al igual que ocurrió en el pasado, cuando la tecnología amenazó con reemplazar a trabajadores calificados, estos se “levantaron” en contra de las máquinas, y no es que se opusieran a la tecnología, sino que buscaban seguridad en sus empleos.
En la actualidad, los empleados, tanto operativos como administrativos, observan cómo algunas funciones que anteriormente eran gestionadas por personas están siendo delegadas a robots o a centros de inteligencia artificial. Los empleados escuchan hablar de la “fábrica del futuro” y obviamente se preguntan “¿cuál será su rol en este nuevo modelo de operación?”.
Es claro que la implementación de la industria 4.0 requerirá, eventualmente, de una transición masiva de las habilidades de los empleados, de los procesos de reclutamiento y de entrenamiento. Se tendrán que considerar nuevas habilidades, tales como automatización, programación, análisis de datos, inteligencia artificial, integración de sistemas, diseño y desarrollo de software y atención a clientes, entre otras.
Los trabajadores requerirán adaptarse a los cambios y serán empleados en nuevas funciones o actividades económicas. Sin embargo, a diferencia de las pasadas revoluciones industriales, ahora los cambios son mucho más rápidos, y la adaptación y supervivencia de las personas tendrá que ser de más acelerada.
El desafío consistirá en reubicar a los empleados actuales en nuevas funciones o actividades económicas, o bien capacitarlos en las nuevas habilidades y estos procesos deben empezar a evaluarse de manera inmediata.
Aparentemente, en México el reto no es “tan urgente”, ya que las empresas todavía evalúan factores de costo-beneficio entre procesos de mano de obra intensiva e inversión en procesos automatizados. En la medida en que siga siendo más eficiente y competitivo mantener procesos de mano de obra intensiva, apoyados por el nivel de salarios en México, se observará poca penetración de procesos automatizados.
Una parte importante de los factores de la producción, el factor humano, nuevamente se encuentra en la necesidad de adaptarse ante el nuevo entorno que representa la industria 4.0, esta adaptación tiene que ser mucho más rápida.
