La gestión integral de riesgo empresarial permite identificar, medir, administrar y monitorear aquellas amenazas que pudieran impactar en la estrategia y detonar pérdidas económicas o reputacionales para el negocio.
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En este sentido, de acuerdo con el estudio Perspectivas de la Alta Dirección en México 2024. Superar los retos y aprovechar las oportunidades de KPMG México, 30% de las empresas encuestadas se encuentran en un estado de madurez operativo, es decir, están al tanto de las principales amenazas y ejecutan estrategias para atenderlas de forma consistente; mientras que 24% se considera en un nivel definido, abordando los riesgos más apremiantes, con la capacidad de medirlos, administrarlos y monitorearlos, pero de forma poco estructurada.
Para que todas y cada una de las empresas alcancen un estado de madurez alto, consistente en un ejercicio sólido, serán necesarias cuatro acciones primordiales:
- La Alta Dirección debe ser la encargada de implementar y dar seguimiento a los riesgos
- Las acciones que se implementen deben tener como base el apetito al riesgo, definido también por la Alta Dirección
- Debe existir coordinación entre el nivel C y el Consejo de Administración, procurando que su relación sea lo más transversal posible
- Procurar el apoyo de especialistas externos con un alto nivel técnico
Los riesgos más apremiantes
Las compañías encuestadas señalan que los riesgos de negocio que podrían ocasionar impactos relevantes en su estrategia durante 2024 son la inseguridad y falta de Estado de derecho (49%), los cambios en las tendencias de consumo (37%), la recesión económica local o global (37%) y los ciberataques (35%).
Por otro lado, también se ocupan de contener amenazas relacionadas con temas ambientales, sociales y de gobierno corporativo (ASG): 46% de forma limitada, pues solo abarca algunos rubros; mientras, 24% piensa que tiene un alcance maduro, pues logra abarcar de manera integral todos los temas.
En este sentido, los temas ASG que consideran altamente prioritarios para su organización son la seguridad y salud de los colaboradores (69%), los derechos humanos (45%), los impactos a la comunidad (44%), junto con la disponibilidad y calidad del agua (41%).
Lo anterior permite concluir que se ha reforzado la importancia del capital humano como uno de los principales pilares dentro de la estrategia de negocio, trabajando en el perfeccionamiento de la cultura de talento para generar un sentido de pertenencia que, además, permita lograr los objetivos colectivos que la empresa ha determinado. Cabe destacar que no se contempla únicamente la salud física, sino también la emocional.
