Una escisión consiste en la transferencia de activos por parte de un negocio remanente (Remain.Co) a uno nuevo (Spin.Co). Los motivos para escindir parte de un negocio pueden variar en función de las necesidades de la compañía, ya sea por enfoque estratégico, pues las empresas tendrían mayores oportunidades de optimizar su funcionamiento al ser entidades independientes, o bien, por la creación de valor que representaría el poder manejarlas por separado, lo que puede resultar más sencillo que tener todo en un mismo grupo. En un tercer caso, uno menos frecuente, podría tratarse de una situación de cumplimiento regulatorio a solicitud de una comisión de competencia.
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De acuerdo con un análisis de Harvard Business Review, 50% de las compañías que ejecutan este movimiento no generan ningún valor adicional, mientras que 25% lo destruyen de manera significativa. Por lo tanto, solo 25% de las separaciones o spin-offs son exitosas.[1] Esto se podrá evidenciar siempre que la capitalización agregada del negocio remanente y el escindido sea superior al valor que presentaban previo a la separación.
Antes de llevar a cabo cualquier actividad propia de la desinversión, es necesario realizar un análisis sobre la dificultad de escindir el negocio de la compañía principal, partiendo del entendimiento de los factores regulatorios, legales y fiscales que puedan condicionar significativamente el proceso, además de las interdependecias operativas entre Remain.Co y Spin.Co.
En este sentido, una oficina de separación funcionará como el órgano idóneo para gestionar la escisión de una unidad de negocio en proceso de desinversión; se encargará de asegurar que la transición se lleve a cabo de manera efectiva y eficiente, minimizando el impacto en las operaciones comerciales y buscando maximizar el valor para todas las partes involucradas.
La oficina de separación debe estar conformada por personas designadas por la organización, y, de ser posible, por un tercero independiente que provea una visión objetiva e imparcial. Entre las funciones de este equipo están la planificación y coordinación del plan de separación, que debe incluir los pasos a seguir, así como los plazos previstos y recursos requeridos. También deberá gestionar el proyecto mediante la supervisión de las actividades en los tiempos establecidos, además de comunicar de manera oportuna cada detalle a las partes interesadas: capital humano, clientes, proveedores, inversionistas y reguladores.
Por otro lado, la oficina de separación debe identificar y evaluar posibles riesgos asociados para desarrollar estrategias de mitigación y reducir su impacto. Esto incluye, por ejemplo, asegurar el cumplimiento de las regulaciones y requisitos legales en temas de competencia, impuestos y contratos.
A cada una de estas actividades se le deben asignar una serie de atributos, como duración, grado de dificultad, responsables e interdependencias, por mencionar algunos, al tiempo que el equipo de la oficina de separación tendrá en todo momento control y visibilidad sobre el progreso y los trabajos pendientes de realizar.
Finalmente, la incorporación de un equipo especializado en un proceso de desinversión ayudará tanto a la preservación, como a la creación de valor de la compañía remanente para la entidad escindida, por lo que contar con este acompañamiento durante este proceso garantizará el éxito de la iniciativa.
[1] Research: Few Corporate Spinoffs Deliver Value, Harvard Business Review, 2022.