Para materializar un proyecto de desinversión fructífero, tanto la compañía matriz (Spin.Co) como el activo escindido (Remain.Co) deben fijar una estrategia en la que se distribuyan acciones de la nueva entidad a los accionistas existentes para que tengan propiedad directa sobre el reciente negocio.
Consulte la publicación El proceso de separación o desinversión
Una vez que se toma la decisión de realizar una escisión, la empresa debe llevar a cabo un proceso detallado, que incluye la planificación estratégica, la valoración contable de los activos y pasivos escindidos, la reestructuración organizacional, la distribución de acciones y el cumplimiento legal y regulatorio.
Como primer paso, es necesario definir una hoja de ruta que dé visibilidad a todas las actividades, así como el orden de los flujos de trabajo funcionales y multifuncionales asociados a la desinversión. Dicho plan dirigirá los esfuerzos para alcanzar metas e hitos que deben estar sujetos al logro de los objetivos financieros estipulados en la tesis de desinversión. En paralelo, se debe crear un proyecto que refleje los principales requisitos
de carácter legal y regulatorio que sean inherentes a la ejecución de la operación en total cumplimiento.
Operación del día uno
Como producto de la escisión, deberá repensarse cuál es el modelo operativo del nuevo negocio que tendrá mejor desempeño desde el día uno, es decir, cuando la compañía sea legalmente independiente. Para ello, es necesario llevar a cabo un proceso de evaluación, con el fin de analizar si cada uno de los procesos operativos deben ser replicados, interrumpidos, externalizados o modificados. Asimismo, es el momento ideal para reflexionar sobre las áreas de oportunidad transformacionales que pudiera abarcar el nuevo modelo de negocio.
Ya que no siempre será posible conseguir una independencia operativa desde el día uno,
es indispensable vigilar que en el transcurso de la separación se habiliten medidas para garantizar la provisión transicional de servicios entre Remain.Co y Spin.Co, con el objetivo
de prevenir cualquier afectación a la actividad normal de la compañía. Para esta labor será necesaria la ayuda de las áreas del negocio en las que se deberán formalizar los acuerdos de servicios de transición (TSA, por sus siglas en inglés), con características básicas como duración, modelo de servicio, cláusulas de salida, revisión y formulación de precios, entre otras.
Dicho programa debe extenderse por un plazo aproximado de entre 30 y 60 días, en los cuales se deben celebrar sesiones continuas para anticipar problemas o riesgos y adoptar soluciones que mitiguen de forma adecuada cualquier incidencia detectada, así como centrarse en las interdependencias y el impacto de un periodo de reinicio del sistema durante la transición.
Para determinar que la escisión de una empresa fue realmente exitosa, es necesario revisar cuál es su capitalización tras la operación, mediante la revisión de sus ingresos, margen de beneficios, retorno sobre activos (ROA, por sus siglas en inglés) y el retorno sobre el capital invertido (ROIC, por sus siglas en inglés), y evaluar si se ha incrementado su desempeño financiero y en qué medida. Además, si es aplicable, medir la evolución en el precio de las acciones que presenten un aumento sostenido puede ser un indicador de que la escisión fue una medida positiva.