En el Estudio integral de la función de Auditoría Interna, publicado por KPMG en México, 66% de las empresas mencionan que mejorar el posicionamiento de dicha área es uno de los principales temas a abordar para mejorar su desempeño.
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No obstante, Auditoría Interna ha sido tradicionalmente vista como una función de vigilancia y aseguramiento del control al interior de las organizaciones. En ocasiones, incluso se ha dejado rezagada, considerándose netamente operativa o sin el nivel de liderazgo jerárquico que amerita. Bajo este esquema es difícil que pueda agregar valor al negocio. Actualmente, la práctica debe posicionarse al nivel de otras direcciones para ser reconocida como prioritaria y, asimismo, sus recomendaciones sean valoradas y asumidas.
Es importante que Auditoría Interna, tal como lo señala el marco internacional para la práctica profesional de la función, sea independiente y objetiva. Para lograrlo, debe reportar a un órgano autónomo que no ostente funciones operativas; tal es el caso de un órgano de gobierno corporativo como el Consejo de Administración o el Comité de Auditoría. Esto le permitirá desempeñarse con libertad y autonomía de forma y fondo.
Sin embargo, no por el simple hecho de que la función reporte a un órgano de gobierno significa que contará con el posicionamiento adecuado. Es necesario que los consejeros y directivos apoyen al equipo de Auditoría Interna, reconociendo su valor y aportaciones.
Existen casos en que el área, incluso reportando al Comité de Auditoría, cuenta con decenas o cientos de planes de acción abiertos ya vencidos. Por lo anterior, deben llevarse a cabo revisiones, identificar áreas de oportunidad relevantes y asegurarse de que la Administración desarrolle planes de acción apropiados. Si los órganos de gobierno responsables del control interno, así como la Alta Dirección, no se aseguran de que la Administración atienda dichos procesos, el valor que aporta la función se verá muy limitado, y difícilmente causará un impacto.
Cumplir con estas premisas permitirá trabajar para que las brechas identificadas y las recomendaciones de mejora se atiendan y apliquen en la operación para evitar que las revisiones arrojen recurrentemente las mismas observaciones, sin que estas se solucionen.
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