Los delitos financieros no son una amenaza nueva; organizaciones, gobiernos e individuos se ven afectados frecuentemente por estos crímenes, cuyos daños económicos, sociales y de reputación van en ascenso.
La tecnología ha sido una aliada en las estrategias para su prevención y combate; sin embargo, los grupos criminales y los delincuentes de cuello blanco también la han aprovechado, y con ello, los delitos cibernéticos y otras expresiones del crimen financiero se han incrementado exponencialmente.
Publicado por KPMG en México
junio, 2020