Perspectivas de la Alta Dirección en México es un estudio publicado por KPMG México desde hace 20 años, cuyo objetivo principal ha sido analizar las prioridades de quienes toman las decisiones en las empresas de nuestro país para conocer de primera mano cuáles son los factores que determinan sus estrategias de crecimiento.
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Es con mucho orgullo que podemos aseverar que este esfuerzo ha acompañado a la Alta Dirección con una visión amplia y fresca propuesta por otros integrantes de la comunidad de negocios, quienes enfrentan retos y oportunidades similares, entre los cuales se encuentra la búsqueda por incrementar la competitividad de nuestro país.
Es decir, obtener una posición destacada en el entorno. Este concepto abarcaría la posibilidad de nuestro país de generar y ofrecer un entorno propicio para que los individuos y las empresas puedan observar mejores alternativas para su crecimiento al ubicarse aquí en comparación con otras jurisdicciones, a pesar de los desafíos geopolíticos actuales.
A lo largo de dos décadas, hemos observado que México ha mostrado diversos signos de competitividad, en parte, gracias a coyunturas favorables, intrínsecas al país (megabiodiversidad y enormes recursos naturales; acceso a los océanos Pacífico y Atlántico; bono demográfico; una frontera de 3,000 km con una de las principales potencias globales, entre otras); así como por el desarrollo de infraestructura física y una economía abierta, que cuenta con acuerdos comerciales con una gran cantidad de países; una red de universidades que ha ido generando mano de obra altamente especializada en diferentes sectores, y una población de más de 120 millones de personas, muchas de las cuales generan un alto nivel de consumo en distintas industrias.
Con respecto a este segundo tipo de variables, los factores que impulsan la competitividad han ido cambiando a través de los años. Por ejemplo, en 2006, veíamos que la infraestructura física (18%), así como las instalaciones empresariales y tecnológicas (16%) se ubicaban como los factores más relevantes para impulsar la competitividad, y de las distintas regiones o estados de nuestro país destacaban Aguascalientes (28%) y Querétaro (25%), como aquellos donde la Alta Dirección visualizaba mayor crecimiento para los siguientes años.[1]
Tres años después de ese primer ejercicio, en 2009, la Alta Dirección colocaba, por primera vez, la seguridad (77%) como la variable de atención más urgente para que nuestro país incrementara su competitividad, seguida del combate a la corrupción (74%), que entre 2008 y 2009 se mantuvo en la segunda posición, una vez que la inestabilidad económica de la crisis financiera global empezaba a dar signos de mejoría.[2]
En 2025, los principales retos se han trasladado hacia incrementar la confianza en el Estado de derecho (72%), garantizar la sostenibilidad de las finanzas públicas (40%) e implementar políticas públicas que fomenten la inversión privada (38%), manteniendo a entidades como Nuevo León (38%) y Ciudad de México (35%) en el top 5 de entidades preferidas para expandir las operaciones en el ámbito local, acompañadas del Estado de México (31%), Jalisco (30%) y Querétaro (25%).[3]
La consolidación de los clústeres industriales como el que actualmente existe en Nuevo León o en el Bajío ha sido producto de la sinergia de proyectos y condiciones que la Alta Dirección ha aprovechado a lo largo de muchos años. Si a esto se le suma la disrupción que han vivido las cadenas de suministro desde 2020, la cual ha derivado en la relocalización de operaciones o nearshoring, las entidades federativas tienen la posibilidad de identificar estas y otras coyunturas favorables para ofrecer las mejores condiciones para la posible instalación de nuevas empresas.
[1] Perspectivas de la Alta Dirección en México, KPMG México, 2006.
[2] Perspectivas de la Alta Dirección en México, KPMG México, 2009.
[3] Perspectivas de la Alta Dirección en México, KPMG México, 2025.
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