En las empresas tradicionales, Tesorería suele ser vista como un centro operativo y de costos dedicado a la recaudación de dinero, recursos, pagos y administración de cuentas bancarias. En la actualidad, las mejores prácticas en el mercado apuestan por un papel más sensible y estratégico, con herramientas informáticas que apoyen a la Alta Dirección y otras funciones del negocio.
En este sentido, la transformación digital implica un tema de supervivencia que, para ser gestionado, requiere que los líderes empresariales vean la disrupción tecnológica como una oportunidad, más que como una amenaza, lo cual involucra una visión vanguardista de quienes están al frente de esta función.
Para transitar hacia una Tesorería estratégica y digital, es necesario que los tomadores de decisiones consideren ciertos puntos clave para su implementación, tales como:
A partir de ello, pueden obtenerse grandes beneficios, como la capacidad de administración de efectivo y liquidez (cash pooling, pronósticos de flujo de efectivo, operaciones intercompañía e in-house banking), así como la administración de riesgos financieros, entre otros.
En suma, la función de Tesorería no debe ser un centro de costos aislado del resto del negocio, sino aprovechar la posibilidad de integrarse, brindar soporte y convertirse en un generador de valor mediante una transformación estratégica.
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