Durante 2019 las empresas afrontarán un contexto definido por la incertidumbre geopolítica, cambios significativos en las exigencias del cliente y el potencial que ofrecen las tecnologías emergentes para incrementar la competitividad.
Tomando en cuenta este cúmulo de factores, las expectativas optimistas se ven atenuadas por un necesario enfoque de cautela.
No obstante, con el apoyo de información derivada de las operaciones del negocio, la colaboración y la economía digital, existe el potencial para que las organizaciones alcancen sus metas de crecimiento atendiendo distintas prioridades entre las que destacan:
A pesar de vivir en un ambiente global marcado por la incertidumbre, las decisiones de inversión no pueden ni deben esperar; ante ello, es necesario aprovechar las ventajas competitivas con las que las organizaciones ya cuentan y las oportunidades de mercado.
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