Acontecimientos disruptivos como la pandemia de COVID-19, la sequía del canal de Panamá y el incidente en el canal de Suez han demostrado que las largas cadenas de suministro globales construidas en las últimas décadas son extremadamente vulnerables, ya que estas interrupciones no solo afectan a los clientes, sino que también pueden obligar a las organizaciones a transformar sus modelos de negocio de manera significativa.