La práctica de outsourcing, o tercerización de servicios, se ha profundizado de manera constante y se ha extendido a empresas de todo México. Buscando evitar desviaciones que podrían perjudicar a los trabajadores y al marco regulatorio, se ha perfeccionado el régimen fiscal de este esquema.
El outsourcing permite tercerizar, por medio de un contratista, la realización de actividades operativas y administrativas que requieren cierto grado de especialización, pero que no están alineadas al negocio principal.
Estas son las áreas con mayor demanda de tercerización de servicios:
Para implementar una práctica de outsourcing es necesario aplicar el marco regulatorio correspondiente, en cumplimiento con las autoridades competentes como el Servicio de Administración Tributaria, el Instituto Mexicano del Seguro Social, la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, el Infonavit y los gobiernos estatales. En suma, obtener valor agregado del esquema de outsourcing implica apoyarse en la ley.