Llevar a cabo una Oferta Pública Inicial (Initial Public Offering, IPO por sus siglas en inglés) y colocar acciones, deuda o algún otro tipo de instrumento en la bolsa de valores puede ser una parte importante en el desarrollo de una empresa familiar, y una fórmula efectiva para acceder al financiamiento necesario para desarrollar nuevos proyectos e impulsar el crecimiento del negocio sobre bases más firmes.
Para algunos emprendedores, convertirse en una empresa pública puede ser la culminación de un objetivo estratégico a largo plazo y el inicio de una nueva realidad económica. Para otros puede significar el logro de una importante recompensa comercial y financiera, dado que brinda prestigio y visibilidad frente a todos los jugadores del mercado: clientes, proveedores, empleadores y la comunidad financiera.
Sin embargo, en México existen muchas empresas familiares administradas por sus fundadores y miembros de la familia que, por diversas razones, no han considerado volverse públicas y cotizar sus acciones en una bolsa de valores por medio de un IPO.
Tanto la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) como la Bolsa Institucional de Valores (BIVA) ofrecen la oportunidad a inversionistas institucionales, fondos de inversión, así como inversionistas privados y extranjeros de invertir sus recursos con el objetivo de obtener un retorno por medio de los intereses de la deuda adquirida, la venta de acciones a sobre precio y la emisión de dividendos, entre otros.
En México se ha sobrestimado el desembolso para estas etapas preliminares, que disminuye considerablemente si la compañía está estructurada, cuenta con gobierno corporativo y una administración robusta, reporta y audita sus estados financieros y está al corriente de sus obligaciones. De lo contrario, es necesario considerar tiempos y costos adicionales para construir un escenario que reciba el visto bueno del órgano regulador, y que los agentes colocadores consideren a la empresa en condiciones de ser ofrecida en el mercado.
Las comisiones de los agentes colocadores suelen ser el importe más representativo en los costos asociados a un IPO; por ello, la selección de los mismos adquiere relevancia. Por el contrario, las comisiones de la bolsa de valores suelen ser las menos representativas en el proceso, por lo que la elección de la bolsa deberá estar basada en factores distintos al económico.
Llevar una empresa a la bolsa es fundamental para la Alta Dirección porque la coloca en un nivel superior de confianza con respecto a su información financiera y estructura de gobierno corporativo, contribuyendo a consolidar su presencia en los mercados y dándole claridad al valor y asignación de la propiedad familiar. Los procesos exitosos son los que vienen seguidos de un alto grado de determinación para conseguir el objetivo, entendimiento y atención a las exigencias de los órganos reguladores, el mercado bursátil y el público inversionista.
Opine: ¿cuál es el mayor reto de una empresa familiar para realizar un IPO?
