El paquete económico gubernamental para los próximos años hará imperativa la necesidad de incrementar el monto de la recaudación dado el creciente nivel de gasto público y las necesidades de inversión en infraestructura, además de que, de acuerdo con datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en México menos del 20% del producto interno bruto (PIB) proviene de la recaudación tributaria.
En otros países de América Latina como Argentina y Brasil, la recaudación representa el 33% y 32% del PIB, respectivamente. Ante esto, es evidente que el proceso de fiscalización será mucho más intenso, por lo que la gestión de cumplimiento regulatorio adquiere mayor relevancia como parte del gobierno corporativo de las empresas.
La política fiscal de un país es esencial para mantener finanzas públicas sanas. En el caso de México, esto se vuelve aún más relevante ante las circunstancias del entorno económico político global, en particular la relación con Estados Unidos, con los efectos que se han generado y se generarán por la reciente Reforma Fiscal de ese país; la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y el incremento de la tasa de referencia que establece el Sistema de la Reserva Federal (FED), y del entorno económico político local ante el reciente proceso de las elecciones federales y la incertidumbre que se percibe en variables como el tipo de cambio, tasa de interés e inflación.
Desde la reforma al impuesto sobre la renta (ISR) llevada a cabo en 2014, se han podido atenuar los efectos en nuestra balanza fiscal (el reto de la recaudación contra el presupuesto de gastos-egresos de la Federación) y, sobre todo, además de la propia reforma, los procesos de recaudación y fiscalización han evolucionado con un proceso de digitalización que posiciona al Servicio de Administración Tributaria (SAT) como uno de los mejores en el mundo.
Digitalización para el impulso fiscal
Una estadística interesante que da idea del volumen de transacciones que se controlan en esta plataforma es que se generan 207 facturas por segundo, lo que significa más de 400 contribuyentes fiscalizados de manera inadvertida.
Gestionar la información de esta manera permite realizar una revisión de los perfiles de los contribuyentes basado en data & analytics (D&A) acerca de situaciones atípicas en los patrones de comportamiento, sector, geografía, tamaño, personas físicas (principalmente asalariados), así como la detección de transacciones como operaciones simuladas (entidades que las facturan: EFOS, así como entidades que deducen, EDOS), o la falta de cumplimiento del pago de contribuciones por parte de las prestadoras de servicios en esquemas de out-in-co sourcing que, al mismo tiempo, tienen implicaciones laborales y de seguridad social, junto con las que pueden detectarse en caso de lavado de dinero.
El uso de tecnología cambia radicalmente las bases de la función fiscal. Como se mencionó, un eje fundamental es el manejo del sustento de las transacciones basado en el concepto de comprobante fiscal digital (CFDI).
Lo anterior hace indispensable implementar herramientas de control y seguimiento en cuanto al cumplimiento de las obligaciones tributarias que permitan simplificar el manejo de grandes volúmenes de transacciones; documentar las actividades, hacer las revisiones y validaciones de procesos, minimizar errores, duplicación de esfuerzos, reducir costos, y así contar con visibilidad de la situación fiscal para la toma oportuna de decisiones, considerando que la explotación de las bases de datos con las que cuenta el SAT y que contienen la información de las organizaciones crea nuevas oportunidades en cuanto a la forma de analizarla para su gestión con respecto al adecuado cumplimiento fiscal de los contribuyentes.
Lo anterior se respalda en algunas cifras:
- En el periodo enero-diciembre de 2017 se recaudaron 52,801 millones de pesos (mdp) producto de los actos de control de obligaciones, lo que representa un incremento de 61.6% en términos reales en comparación con el mismo periodo de 2016 (30,806 mdp)
- 58% de los actos de recaudación se dieron por medio de correo electrónico; 25%, de entrevistas; 11%, por requerimientos, y 6%, por buzón tributario, cartas de invitación o exhorto y mensajes de voz y texto
- 50% de la recaudación proviene de personas morales; 45%, de asalariados, y el resto de personas físicas y residentes en el extranjero
La gestión del cumplimiento fiscal elimina un potencial e importante riesgo de negocio. Por ello, las empresas deben estar preparadas con las políticas, manuales de organización y procedimientos, código de conducta, políticas de transparencia y de datos personales, por mencionar algunos temas fundamentales, que propicien una adecuada determinación y pago de los diversos impuestos aplicables y efectuar una adecuada interpretación de las leyes fiscales.
Seleccionar correctamente la estrategia de innovación tecnológica marca la diferencia en la gestión de cumplimiento fiscal. Para implementar un plan de acción que se ajuste a las necesidades de las organizaciones, estas deberán estar conscientes de la relevancia de invertir en innovación para hacer posible la identificación de potenciales riesgos y áreas de oportunidad mediante el uso de herramientas de análisis y la experiencia de especialistas. Todo en su conjunto permite el logro de un gobierno corporativo capaz de observar un cumplimiento fiscal que minimice los riesgos para la organización.
Opine: ¿cómo se beneficia el sistema de recaudación fiscal con la implementación de tecnología?
